BAD BUNNY: ¿SÍ O NO? Benito Antonio es, probablemente, el cantante más polémico del momento. Lo mismo hizo bailar a rockeros, que odiar a puristas. Aquí en Hollimodes, el Conejo Malo en entrevista.

Pocos personajes han polarizado el mundo del entretenimiento como Bad Bunny. Querido, odiado, bailado, criticado y aplaudido, sin dudarlo, se trata de uno de los hombres latinos que dominó el 2019 y que llevó al reggaetón a ocupar el espacio asignado para las estrellas pop. En entrevista exclusiva, Benito, el Conejo Malo .
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El concepto que vive detrás de la frase “un balazo en el pie” es muy sencillo: autosabotaje. Es decir, aquel que sabe que la bala que va a disparar terminará por impactarle, y puede no disparar, pero lo hace. Y dispara… Aun sabiendo que le puede afectar, aprieta el gatillo. Aunque termine por ser eso que llaman “balazo en el pie”. Cuando Benito Antonio —el nombre que aparece en el acta de nacimiento puertorriqueña de Bad Bunny— entra por la puerta (acompañado de un séquito de otros “Benitos” que lo siguen en cada rincón y por cada habitación del Hotel Presidente Intercontinental Ciudad de México), la frase cobra más sentido que nunca y, con ella, van apareciendo en la mente decenas de sentencias de la gente que nos lo advirtió: “¿Cómo se te ocurre querer entrevistar a Bad Bunny para GQ?”, “¿qué le ves a tremendo ignorante y naco?”, “ah, es un vulgar y misógino, no lo saques”, “es una burla, mira cómo se viste y las uñas”, “arruinó la música”, “es una ofensa a las mujeres” y sí, por supuesto: “es un balazo en el pie”. Benito luce muy cansado. Harto. Apenas tuvo unas horas para dormir, tras llegar de madrugada a la ciudad luego de un concierto en Monterrey dentro de la gira de su disco X100PRE, el trabajo que tomó por sorpresa a la industria. Sí, tiene unos kilos de más y no tiene el humor fuera de cámara, pero basta el primer clic y llega la transformación: de Benito a Conejo. El chico que hace unos mil días cobraba el salario mínimo como empacador/cerillo de un supermercado de Puerto Rico y soñaba con ser locutor de radio mientras estudiaba Comunicación Audiovisual, dominó en todos los términos posibles el 2019 y no intentar saber quién está detrás del llamado Conejo Malo es un disparo en el pie (“Cristo o Diablo para entrevistar, da lo mismo”, decía el legendario periodista Norman Mailer). Cristo o Diablo, pues. Hoy, guste o no, el reggaetón domina las listas de popularidad, las ventas, las fiestas, los premios, el pop, el rock, la erotización, a tu novia, a tu novio y los pies de todo el mundo, y aunque hay varios personajes clave para entender un fenómeno que hace mucho es la realidad de la industria musical, él es, sin duda, el ejemplo para entender la realidad del género que domina, desde hace años, los oídos. En entrevista exclusiva, Bad Bunny, Benito y la anarquía de un conejo que amas, odias, bailas, insultas y…

El mundo está reflexionando sobre la masculinidad actual y, para bien o mal, te has convertido en referente de esa discusión. Para ti, ¿qué es lo que un hombre debe de hacer hoy para ser hombre? No hay reglas para la masculinidad. No hay reglas para ser hombre. No las hay. No hay una que te diga: “Tienes que ser así y sólo así para ser hombre”. Uno elige cómo ser y cómo actuar, qué decisiones tomar, cómo vestirse… La suma de todo eso es lo que le da personalidad e identidad a la gente. No los géneros.

El machismo ha sido parte fundamental del ADN de Latinoamérica.
Es algo tangible y presente, ¿o tú no lo percibes así? Claro y están presentes las barreras que el machismo marca y seguirán por un buen tiempo porque los cambios no surgen de un día para otro. Pero creo que es cosa de cada ser humano educarse para el futuro y tratar de hacer la diferencia. No creo que lo ideal sea hacer conflictos, sino, repito, educar. Ahí está la diferencia y la clave para tirar esos muros y los géneros.

Tu visión de la sexualidad, hablando desde tus letras, polariza. Misógino, macho, erotizador… ¿De dónde viene esta visión sexual del mundo?
De mi cultura… Yo pienso que es así. Creo que en Puerto Rico se habla más de sexo que de política. No crecí en un lugar donde el sexo sea un escándalo o que divida. No todo es tan abierto, eso sí. Hay comportamientos que todavía en 2020 se encuentran con restricciones, pero creo que nací en tierra de sexo (risas). Estoy bromeando un poco, pero algo de eso hay, sí.

Y, ¿cómo es tu relación con la comunidad LGBTQ+? Siento que ellos me reciben bien. Me tienen respeto y cariño, y yo igual a ellos. Y lo muestro siempre en mis conciertos donde hay una energía en la que se percibe cómo todo el mundo es bienvenido y aceptado, no se sienten incómodos,

nadie… Ni la comunidad ni los heterosexuales ni nadie. Cuido que todos puedan pasarla bien y se identifiquen con mis canciones.

Las colaboraciones con otros artistas son una constante en tu carrera, ¿cómo funciona tu ego y quién es J Balvin en tu vida? Antes yo pensaba poco en colaborar con alguien. Soy bien estricto con lo mío, celoso con mis ideas, y muchas de las participaciones que he hecho siempre son temas míos. Pero, poco a poco, he aprendido a trabajar en equipo, que es muy importante también, escuchar las ideas de otros. En cuanto a Balvin, es un negocio (risas). No, en realidad es uno de los personajes más importantes en mi carrera. Ha sido un amigo también del que he aprendido mucho y es familia, es amigo. Al final del día, él hace música por allá y yo por acá, y nunca voy a sentir que es una competencia o algo así.

Hablando específicamente de tus composiciones, quiero hacerte un par de preguntas concretas de letras para entender el camino por el que vas. Por ejemplo, dices en “Ser bichote”: “Donde quiera soy un naco”… Llevo tres años haciendo esto en serio y antes apuntaba a cosas corrientes, de barrio, trabajaba al mínimo. No vengo de familia de dinero y ahora estoy en otro estilo de vida. Y cada vez que llegamos a un lugar “fancy”, todo el mundo me ve y notan que no soy de ahí porque sigo siendo un naco.

Dices en “¿Quién tú eres?”: “Me hice dueño del mundo y no lo quiero soltar”… Me refiero a que conecté con el mundo. Sigo ganando terreno en diferentes países y entre gente que no escucha reggaetón. Hay rockeros que escuchan a Bad Bunny, adultos y señoras de 70 años me piden fotos.

Con el reguetonero Farruko cantas “La cartera” y dices: “Todo el año para mi es 4.20” en relación al consumo de mariguana… Mira, todo el año para mí es 4.20 por mi gente cercana que tiene pasión por la mariguana, pero yo dejé de fumar ya casi un año atrás. Decidí parar, ya que mi mente no me lo permitía más. Soy una persona que le gusta demasiado, todo el tiempo estoy creando y perdía un poco el control de mi mente al hacerlo.

Tu país atravesó un momento crucial el año pasado con el derrocamiento del gobernador Ricardo Rosello, ¿cómo decidiste parar tu música y usar tu voz como un megáfono? No es que me sorprenda esa unión que vimos, pero me pone a pensar lo impactante que fue participar y dar una opinión en un momento tan crucial de nuestra historia. El hecho de que hay muchos artistas que, a veces, se cohíben para expresar su opinión más allá del arte, en un tema de esta magnitud, me hizo pensar que a mí me toca dar y amplificar una opinión. Me siento como un ciudadano regular de Puerto Rico… No llevo 15 o 20 años haciendo esto y teniendo dinero. Yo hace tres años estaba trabajando de empacador con salario mínimo y soy un puertorriqueño de calle. Toda mi gente está unida por una razón y si yo no me uniera a ellos, no habría estado bien conmigo mismo. No podía ir por el mundo pensando en mi música y en mi bienestar.

Hay la posibilidad de que tengas injerencia en la vida política, ¿quieres? Odio la política. Cuando te dije que en Puerto Rico se habla más de sexo que de política, mentí. Allá se habla de política siempre, pero de una manera enfermiza, y mi generación creció huyendo de ella, cosa que está mal, pero es como si fuera una mala experiencia la política en mi país. Por eso, pienso que los chiquitos no creen en eso.

Tuviste un 2019 de locura. Estuviste en el juego de las estrellas, cabeza de cartel en Coachella. Ganaste un Grammy. Gira europea. Billboard… ¿Habías imaginado 365 días así? ¡Wow! A mí se me olvida que fue todo eso. Uno va tan rápido, que no te da tiempo de pensar en ello. Cada cosa que ocurre año a año no me lo espero, de verdad, de corazón. Yo trabajo y hago mi música, y se trabaja para recibir esas cosas y seguir creciendo, pero no tenía idea de que esto me pasaría.


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por hollimodels

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