Sarah Burton está liderando una revolución en el mundo de la moda: está donando el enorme archivo de materiales de Alexander McQueen a los graduados en Diseño de Moda de la Universidad de Westminster y la Central Saint Martins para que los puedan usar en sus colecciones
La razón por la que hay tanto material en los archivos —cientos de metros de telas de lo más variopintas, desde chifón nude al tweed, telas para camisas, tejidos en tonos arcoíris y kilos de seda— es porque, desde que Burton empezó a trabajar en McQueen en 1996, allí no se ha tirado ni un retazo.
Catorce facultades de toda Inglaterra, Escocia y Gales recibieron estos materiales; de esta manera, estudiantes con pocos recursos pudieron acceder a tejidos de lujo de manera gratuita, algo que las propias instituciones educativas no les pueden facilitar. “Empiezas a estudiar moda soñando cómo será tu colección final de estudios, pero ni te imaginas lo que te vas a gastar”, dice Steven Stokey-Daley, estudiante de Westminster, que habla en nombre de una generación que se enfrenta a deudas importantes por haberse pagado su educación. “Cuando llevas dos años de carrera te das cuenta de que le gente se está gastando entre diez y dieciocho mil euros en sus desfiles de graduación. ¿Cómo voy a pagar yo eso?”.
En resumen, todo el almacén de materiales —acumulados a lo largo de los 10 ó 15 años de crecimiento de McQueen— está en proceso de ser donado a estudiantes que se están formando en Gran Bretaña. Si hoy existe esa posibilidad es, en parte, por la práctica habitual de la industria de la moda de encargar más tejido del necesario.