¡Bienvenidos a la pasarela de Dior en México! En este emocionante evento de moda, la reconocida casa de moda Dior nos presenta su colección Crucero 2024. En este artículo, exploraremos los simbolismos presentes en esta colección y el impacto de la moda mexicana en la industria global.

Dior: Una historia de elegancia y sofisticación

La casa de moda Dior es conocida en todo el mundo por su elegancia, sofisticación y atención al detalle. Fundada por Christian Dior en 1946, la marca se ha convertido en un referente de la moda de alta costura. Sus diseños se caracterizan por líneas limpias, tejidos lujosos y una estética atemporal que ha cautivado a generaciones de amantes de la moda.

La pasarela Dior en México

La pasarela Dior en México es un evento emocionante que une la sofisticación de la marca con la rica cultura mexicana. Este evento se lleva a cabo en un lugar emblemático de México, donde la fusión de la moda y la tradición crea una experiencia única. La colección Crucero 2024 de Dior se presenta en este entorno, celebrando la diversidad y la belleza de la cultura mexicana.


La colección Crucero de Dior ha pasado los últimos años por Marruecos, Grecia y España para llegar ahora a México. Maria Grazia Chiuri ha elegido como escenario para presentar esta exquisita colección, que como ya es tradición en la maison pone en valor la artesanía local, el Colegio de San Ildefonso de Ciudad de México, el mismo en el que estudió Frida Kahlo y donde nació su romance con Diego Rivera.

Estamos muy emocionadas de que nuestro trabajo se vea en todo el mundo», me cuenta nada más terminar el desfile una de las artesanas de Oaxaca que ha trabajado con sus bordados manuales junto al equipo de diseño de Maria Grazia Chiuri para el desfile Crucero 2024 de Dior. Le brillan los ojos, enmarcados por dos trenzas coloreadas por cintas de tonos vivos. Lleva un vestido bordado de arriba abajo por ella, y explica que es un típico atuendo de boda de su región. Ella y otras compañeras, también ataviadas con prendas tradicionales de sus comunidades, han contemplado el show desde la primera fila, orgullosas. Chiuri lo hace en cada Crucero desde hace ya algunos años: una inmersión desde el respeto y la admiración en diferentes culturas aprendiendo, reviviendo y ensalzando, desde la plataforma que es una casa como Dior, tradiciones ancestrales reimaginadas bajo el prisma actual. Ha pasado por Marruecos, Grecia y, en 2022, España, con un desfile inolvidable en la Plaza de España de Sevilla; y, este año, ha logrado hacerlo en México, una cultura que entiende, según cuentan desde la marca, como «una constelación de lugares que desprenden emociones», una amalgama de historias que han hecho de este uno de los países con más relevancia cultural y artesanal. El lugar perfecto para una colección Crucero de Dior, inspirada inevitablemente por la figura de Frida Kahlo.

La relación de Dior con México se remonta a 1947, la pasión de Christian Dior, apasionado como hoy lo es Chiuri del arte y la artesanía, dedicó uno de sus vestidos al país bautizándolo con su nombre. En 1951, llegaron otros titulados Acapulco o Soirée à Mexico. Un año antes, había comenzado una estrecha relación con el complejo comercial El Palacio de Hierro en la Ciudad de México, con embajadoras locales como la cantante y actriz María Felix. Tras él, sus sucesores han seguido dando al país un lugar importante en el corazón de la casa: en 1972, Marc Bohan presentó la colección otoño invierno de Alta Costura en un desfile benéfico en el hotel Camino Real; John Galliano se inspiró en el incomparable patrimonio cultural de México en su desfile de Alta Costura otoño-invierno de 2002 y, en 2019, Maria Grazia Chiuri, en su misión de dar a las mujeres el lugar que merecen en la Historia, homenajeó a las escaramuzas mexicanas, hermandades de jinetes femeninas con la misma relevancia en las competiciones de rodeo tradicionales que los hombres. Hoy, por fin, la creativa italiana ha completado el círculo cumpliendo el sueño personal de transmitir, a través de Dior, las maravillas históricas, culturales y artesanales del país.

Pero para ella, defensora incansable de los derechos de las mujeres en cada discurso que le permite la moda (se estrenó en Dior con la famosa camiseta que decía ‘todos deberíamos ser feministas’), México era un lugar de inspiración más allá de lo artesano por ser la cuna de Frida Kahlo. Por eso el viaje para los asistentes internacionales al desfile empezaba un día antes del show en la Casa Azul, donde nació, creció y falleció la artista. Donde sufrió todas las calamidades que la vida le puso en el camino, donde amó a Diego Rivera, con quien compartiría este hogar, y donde aprendió, autodidacta, a pintar, su gran pasión. Aquí, Chiuri pudo conocer de cerca su vestuario, repleto de prendas tradicionales mexicanas como el traje de Tehuana o el huipil. Ella llevaba sus raíces por todo el mundo (de Mexico a Detroit, a Nueva York o a París), independientemente de cuál fuera la moda del momento. Y eso es también lo que quiere hacer la diseñadora italiana con cada colección Crucero.

El lugar elegido para el desfile fue el Colegio de San Ildefonso de Ciudad de México, un majestuoso edificio en la zona centro dividido claustros donde estudió Frida de pequeña. Allí, con 15 años, conoció a Diego Rivera mientras este pintaba uno de sus murales. El turbulentísimo amor de su vida. A las 20.30 de la noche, después de dos horas de lluvia que no impidieron que las modelos se pasearan por uno de los patios del colegio, arrancó el desfile con toda una declaración de intenciones (también) a través de la música: «Te mereces un amor con relámpagos y flores», arranca la ranchera de Vivir Quintana (quizá en una irónica referencia al complicado amor que tuvo que vivir Kahlo con Rivera). Bajo la mirada de una primera fila excepcional que (además de con las comunidades de artesanas) contó con Alicia Keys o Naomi Watts, se presentaron 92 looks en los que brilló la manufactura local: amplios tops y faldas, al estilo de Frida; un vestido fucsia de tafeta inspirado en el que la artista se pintó en uno de sus autorretratos, encajes, terciopelo, capas, trajes de tres piezas como los que Kahlo vestía en su juventud, jugando con los límites de lo femenino y lo masculino; capelinas, huipiles, algodón; conjuntos de chaqueta y pantalón en denim; una chaqueta Bar bordada, trajes que recuerdan al de los mariachis y mariposas. Muchas mariposas. Este, por su poderosa simbología, y el papel que tuvo en la vida de Frida (las dibujó en ‘Las apariencias engañan’ en la pierna que después le amputarían), es el elemento que conecta toda la colección desde la invitación (insertada en el icónico estampado toile de jouy de la casa francesa), la joyería y hasta en el frontal de un fajín inspirado en los corsés que tuvo que llevar Frida tras sufrir un accidente de autobús con tan solo 18 años.

Para poner en pie esta colección, Chiuri ha colaborado con diferentes comunidades artesanas de regiones de Chiapas, Oaxaca y Puebla, en México. Mano a mano, han dado vida a diferentes piezas con bordados y tejidos tradicionales, y ha comisionado la creación de una selección de tops y huipiles “completamente diseñados y elaborados por las comunidades”, como explican desde la marca. Algunos son el taller textil Yoltcentle (encargados de bordados de la flora y la fauna), Sna Jolobil (que significa ‘La casa del tejido’ en Tzotzil, y preserva la artesanía de Chiapas), Remigio Mestas (quien ha supervisado la creación de bordados y huipiles artesanos de diferentes comunidades indígenas), Rocinante (que colabora con artesanos de Oaxaca), los plateros Plata Villa de Ciudad de México (encargados de los accesorios de metal con forma de mariposas) y Alema Atelier, de San Francisco del Rincón, sombrereros.

La lluvia no cesó durante todo el desfile, lo que dio al final una emoción añadida. Tras los noventa looks de pasarela, Dior presentó 19 vestidos extra de amplias faldas y corpiño, blancos y bordados a mano en rojo con frases como ‘Viva mi vida’ (en homenaje a la frase que escribió Frida días antes de morir en uno de sus cuadros, ‘Viva la vida’), ‘La Reina’, ‘Unos cuantos piquetitos’ (el cuadro de la artista inspirado en un feminicidio que había leído en el periódico), ‘Feminismo y Resistencia’ o ‘Hope’ (esperanza). De fondo, sonaba el himno feminista de Vivir Quintana, ‘Canción sin miedo’, con frases tan rotundas como “Que caiga, con fuerza, el feminicida”.

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