En el nuevo mundo de tu bebé, sólo hay tres cosas importantes a lo largo de sus primeros de días de vida: tú, tú y la leche. Aunque tú te fijes en cada detalle de la cara y el cuerpo de tu hijo, él observará atentamente una forma grande, curva, ligeramente móvil y básicamente borrosa, que flota sobre él. Se trata de ti, mamá. Cuanto más vea el bebé tu cara, más deseará estar contigo.

Exactamente lo mismo que sientes tú con respecto a él

El bebé establece contacto visual con su madre desde el mismo momento de su nacimiento. Al principio es breve, porque al recién nacido le resulta difícil mantenerse alerta y concentrado. También puede que bizquee, debido al empeño que pone en observar tu cara.

La visión del recien nacido: ¿Cuánto ve?

Las caras satisfacen muchas necesidades de la limitada percepción del bebé: los ojos brillantes y la boca oscura crean un contraste, mientras que el cabello que enmarca la cara estimula su visión periférica. Tu cara no sólo tiene todos los rasgos visuales que le gustan al bebé, sino que además se mueve y emite sonidos. El niño ve los bordes de las cosas mejor que la parte central o los detalles. Mantiene sus ojos fijos en ti y recibe la misma respuesta. Este intercambio de miradas marca el comienzo de un vínculo creciente.

El sentido de la visión del bebé, aunque algo borroso al nacer, está perfectamente en sintonía con su necesidad de ver a la persona más importante para él. Un recién nacido puede concentrarse en objetos situados a 20 ó 30 cm de sus ojos (justo la distancia a la que se encuentra la cara de mamá cuando le alimenta) y especialmente los contrastes blanco-negro.

Primeros planos

Los bebés nacen programados para prestar atención a las personas, porque es de ellas de quienes más aprenden. La evolución ha equipado a los recién nacidos con el tipo de visión más adecuada para ellos: cercana y personal. De este modo, la visión borrosa del bebé a larga distancia actúa como una especie de protección contra la ansiedad, ya que es capaz de identificar muy precozmente los rasgos de la cara humana, evitando con su proximidad que no se sienta abrumado por cosas que no puede utilizar o comprender. Ya hay suficiente luz y sonido a su alrededor para comenzar a conocer a su familia y el mundo que le rodea.

Imitación

Los científicos concuerdan en que los bebés no sólo pueden distinguir caras y mostrar preferencias entre ellas, sino que además parecen reconocer el parecido que tienen las caras de los demás con la suya propia. Este fenómeno de “igual que yo” resulta bastante asombroso, porque un recién nacido nunca ha visto su propia cara. Los estudios también apuntan a que aprendemos acerca de nuestras propias mentes observando a los demás y comparándolos con nosotros mismos. Esto es lo que convierte a la imitación en una herramienta de aprendizaje tan importante.

Tu bebé ve su cara en la tuya. Esto se llama “reflejarse” y se considera un instrumento importante para que el bebé sea consciente de sí mismo.

Estimular la vista

Más adelante, el bebé utilizará un verdadero espejo (uno especial para bebés, que garantice su seguridad) colgado del costado de su cuna a modo de juguete, incluso antes de que pueda desplazarse por la casa. Le encantará observar esa imagen tan interesante que refleja el espejo durante mucho tiempo antes de darse cuenta de que está mirando su propia cara.

Esta es sólo una de las muchas formas de estimular la visión del bebé. Es importante porque la visión necesita estímulo para enfocarse y mejorar. La visión es el único sentido que no se ha practicado antes de nacer y llega en un estado primitivo.

Cada experiencia de visión ayuda al bebé a perfeccionar su capacidad de observación, su percepción espacial y su coordinación de ojos y manos. Cuanto mayor sea la variedad de cosas que ve el bebé para fomentar su desarrollo visual (caras y contrastes entre blanco y negro marcados en principio, detalles y colores poco después), mejor será después en las cosas que requieran capacidad visual.

A los dos meses, los bebés comienzan a detectar diferencias entre las caras. Pero el cambio más notable que sufre la visión del bebé en esta época es su creciente capacidad para detectar los detalles. También es aproximadamente a los dos meses cuando el bebé comienza a concentrar su vista en el interior de las cosas. Observa con frecuencia sus propias manos, así como los labios y la incipiente barba de domingo de papá. A esta edad, ya ha aprendido a esperar movimiento y reacciones en los rasgos de la cara de mamá. Puede incluso que se queje si observa que tu cara no cambia, porque creerá que no le haces caso.

Es ahora cuando empieza a fijarse en el móvil que has colgado sobre su cuna, por ejemplo. A los bebés les gusta mirar las cosas que presentan contrastes marcados, como el blanco y el negro, y formas como las dianas, las rayas y los círculos. Ahora el bebé mira el móvil o las fotos que hay sobre el cambiador con creciente atención, porque las ve mejor.

No se trata de mirar por mirar, sino que la visión del bebé se estimula con los detalles. No obstante, recuerda que perderá interés en (dejará de mirar) el móvil o foto pasado un rato, lo cual indica que está preparado para un cambio.

Los bebés se aburren viendo las mismas cosas todo el tiempo (salvo, por supuesto, a las personas que les quieren). Al igual que los adultos, desestiman lo viejo hasta que algo nuevo toma su lugar. Por ahora, te corresponde a ti administrar alguna variedad en la capacidad visual de tu bebé, evitando el exceso de estímulos, tanto visuales como de otro tipo.

Controlar el tiempo

A los dos o tres meses de edad, la visión del bebé sufre otra maravillosa evolución: sus ojos comienzan a coordinar, a trabajar juntos para moverse y enfocar al mismo tiempo. Aunque su vista todavía es borrosa, las imágenes que reciben sus dos retinas se funden en una sola imagen tridimensional. Aunque podía seguir objetos desde que nació, lo hacía de forma irregular. Ahora ya puede seguir perfectamente un objeto que atraviese un semicírculo delante de él.

Esta mejora de la coordinación comienza a darle la percepción de profundidad que necesita para seguir objetos (y a ti) a medida que se acercan o se alejan de él. Entre los tres y los seis meses, el bebé será capaz de anticiparse a la trayectoria de un objeto además de seguirlo. Esto significa que cuando te vea entrar en la habitación, se excitará porque esperará que te acerques a él.

Apuntar

La visión del bebé nunca funciona en el vacío: corre pareja con su desarrollo motor. De este modo, alrededor de los tres meses tiene suficiente control de sus manos y brazos para golpear las cosas que tiene a su alcance. Su puntería no es perfecta, pero lo intenta. Aunque ya era sensible al brillo o intensidad de un color al mes de vida, a los cuatro meses responde ya a todo el espectro de colores.

El borroso mundo del bebé adquiere nitidez rápidamente durante los tres primeros meses. Los ha pasado cerca de ti y cuenta con seguir así. Nunca se cansa de ver tu cara familiar y tranquilizadora. Así que mantenlo cerca de ti cuando le lleves a ver el mundo exterior. Para ti, un cambio de panorama resulta agradable; para el bebé, es algo asombroso. Así es el desarrollo de la vista en bebés de 0 a 6 meses.

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