Durante los seis primeros meses de vida la leche materna –o la leche de fórmula– es el único alimento que necesita un bebé. A partir de esa edad, ya se pueden incorporar otros alimentos a la nutrición del lactante.

Desde los primeros minutos y días de vida, la nutrición del lactante y una dieta correcta es fundamental para el desarrollo, supervivencia y salud del bebé, tal y como nos recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS) . Y es que tras el nacimiento empieza un período crítico en el cual adoptar unos hábitos alimenticios óptimos conseguirán un adecuado crecimiento, previniendo así la aparición de enfermedades relacionadas con la nutrición.

El crecimiento del bebé se desarrolla en etapas clave, que responden a las características propias de cada edad y la necesidad de ciertos nutrientes.

Estas etapas son:

Los cuatro primeros meses.
A partir de cuatro meses.
A partir de ocho meses.
A partir de un año.
A continuación detallaremos cómo debe ser la nutrición en lactantes en cada una de estas etapas:

Alimentación del bebé de 0 a cuatro meses
Desarrollo
En este período de tiempo, el bebé pasa la mayor parte del tiempo durmiendo (aproximadamente 20 horas diarias), despertándose sólo para comer.

Empieza a hacer uso de todos sus sentidos, de los cuales el tacto es el más desarrollado. Con los demás, el bebé puede reconocer el aroma de su mamá, identificar su voz y poder saborear acostumbrándose al sabor de la leche materna.

En estos primeros meses el bebé avanza muchísimo en su desarrollo y en el tercer mes puede controlar un poco los movimientos de su cabeza, y abrir y cerrar los puños de sus pequeñas manitas. Es a partir del cuarto mes de vida cuando puede estirar la mano hacia objetos.

Nutrición en lactantes de menos de cuatro meses
Lactante es el bebé que se alimenta exclusivamente de leche materna o, en su defecto, de preparados alimenticios para lactantes. La leche materna es superior a cualquier otro alimento, por ello es lo más recomendado y aconsejado durante sus primeros meses de vida, porque la composición de la leche materna se adapta a las limitaciones que tiene el tubo digestivo del niño, aportando además una serie de ventajas nutricionales, inmunológicas y psicológicas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja que los recién nacidos sean alimentados sólo con leche materna hasta al menos los seis primeros meses, pudiendo introducir otro tipo de alimento que contenga los nutrientes apropiados a partir de esa edad.

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